Romería de Alharilla: Sábado día 8

A partir de las diez de la tarde, casi todo el pueblo se desplazó a la aldea de Alharilla, a 4 km de la localidad, para pasar la noche en un ambiente de convivencia y verbena. Un rosario de vehículos de todas clases cubrían el corto camino a la aldea. Los autobuses dispuestos para estos días iban una y otra vez al llano de la aldea cargados con gran cantidad de gente. Ya en el llano cada cual se ambientaba a su modo, unos en los chiringuitos, otros en las casetas de peñas y amigos que sembraban la mayor parte de la pedanía y alrededores, y un gran número paseando por el recinto. Con ese sabor especial a pringue y polvo de la noche alharillera, la muchedumbre deambulaba de un lado para otro por el poco espacio disponible en las calzadas, bordeadas por gran cantidad de tenderetes y puestos ambulantes de todas clases, pero sin olvidar la obligada visita al templo de la Patrona. La Virgen majestuosa abrigada con gran cantidad de ramos de flores daba la bienvenida a sus hijos y devotos venidos de todas las latitudes, que con oraciones o en silencio entraban y salían del templo.
A las doce de la noche, con la ermita abarrotada empezaba la salve ofrecida por la Cofradía de Porcuna. Presidida por los Hermanos Mayores, Junta de Gobierno de la Cofradía y el párroco de la localidad, Cosme Sánchez, fue cantada primero por el Coro Romero de la Hermandad de Nuestra Señora de Alharilla y, después, por todos los fieles y romeros congregados. Finalizada la salve se quemó una colección de fuegos artificiales en las cercanías de la iglesia. La madrugada, bastante fresca, daba paso por completo a la verbena popular, donde la música, el baile, las fogatas, las juntas de amigos y familia, la bebida y la comida campestre llenaron todos los espacios de la noche alharillera.
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