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La condena del inocente

Carta publicada en el Diario Jaén del 04/06/05

Señor director:
Estoy completamente de acuerdo con usted, efectivamente Fedeoliva no es un problema de todos, los ciudadanos no tienen porque pagar su deuda, como tampoco tenían que haber sufragado las crisis de Astilleros, Santana y tantas otras empresas, que usted seguramente habrá defendido contra viento y marea, quizá la diferencia estriba en que los olivareros son resignados y pacientes, otro gallo les hubiera cantado si hubieran sido combativos como los afectados en las empresas anteriores, usted es una persona que por su profesión sabe claramente lo que hubiera ocurrido si la crisis de Fedeoliva hubiera tenido lugar en otra comunidad española.
Aquí todo es proclamar que ha habido una mala gestión ,dejémoslo por ahora en eso, pero ¿es posible que una simple mala gestión lleve a la pérdida de más de mil quinientos millones anuales? La mayoría de los olivareros afectados no lo creen, ya saldrá la auditoría general de Fedeoliva y vendrá la hora en que los jueces pongan los calificativos.
Sea mala gestión, u otra cosa, coincidirá conmigo en que los culpables deben recibir la pena a la que por sus hechos son acreedores, pues bien ya hemos oído decir que alguno de los presuntos culpables es insolvente y los abogados nos dicen que es probable que ni siquiera lleguen a efectuar una rápida “visita turística” a algún establecimiento penitenciario. Pero entonces ¿alguien tendrá que penar por la desaparición de los más de siete mil millones de las antiguas pesetas?, pues claro que habrá personas que cargaran con la culpa, que tendrán que soportar la más cruel de las penas, que no podrán acogerse a la redención, tercer grado, reinserción, etc, tendrán que cumplir íntegramente su condena, quizá por más de treinta años, condena que además tendrá parangón con la maldición bíblica del pecado original porque en la mayoría de los casos pasará a los hijos y probablemente a los nietos.

Pero, ¿quiénes serán los penados? Está claro, los que creyeron en un futuro para el aceite de Jaén, los que durante los últimos cinco años han visto sus ingresos mermados con respecto a los de otras cooperativas (caso de Porcuna), aquellos que fueron manipulados y engañados por unos gestores sin escrúpulos que les presentaban unos resultados(decían que auditados), unas valoraciones (decían que realizadas por prestigiosos Bancos) los que se sentían orgullosos y defendían a capa y espada el proyecto Fedeoliva, aunque sus ingresos fueran inferiores, pues también se les decía que ello era debido a que se estaba creando empresa, promocionando el aceite de Jaén ,etc. y que pronto se recogerían sus frutos. Claro, el olivarero entiende de olivos, los ama y cuida con mimo para que tengan el máximo rendimiento y ofrezcan la mejor calidad de aceite, él no entiende de macroeconomía, de capital circulante (donde con manipulación colaban la astronómica deuda), de depósito de cuentas, de auditorías, etc. etc. Los cooperativistas confiaban de buena fe en sus directivas, que a su vez eran manipuladas y engañadas por los gestores y aquí está su gran culpa, “el confiar”, y por ello habrán de penar abonando una deuda, que ellos no han generado, viendo como año tras año sus ingresos estarán mermados, soportando con la paciencia del santo Job y con toda resignación una pena por un delito que no han cometido, sobre ellos pesa el amor a sus cooperativas, que en la mayoría de los casos han creado con esfuerzo y sacrificio, y están dispuestos a salvarlas saldando la deuda con tal de no perderlas, ¿cree usted señor director, que con esta mentalidad y esta resignación, despegará algún día la provincia de Jaén? ¿qué llegará algún día en que dejemos de ser la cola de Europa? Quizá debiéramos comenzar por conocer debidamente la letra de nuestro himno andaluz y tratar de ponerla en práctica.
Pero sigamos, ante esta resignación las Instituciones y las Entidades bancarias están de enhorabuena, a unas no se le crearan problemas y las otras recuperaran su inversión, y según me parece a mí con la inestimable ayuda del director del periódico Jaén, ¿qué representan siete mil familias al lado de las fuentes del poder?
Está visto que en el olivarero giennense se cumple el viejo y sabio refrán castellano “después de cornudo apaleado”
Atentamente le saluda ANTONIO RECUERDA BURGOS

1 comentario

deporcuna -

Creo que hacen falta más personas como Antonio.