Día de la Farolica

No se sabe a ciencia cierta los orígenes de esta antigua tradición, pero sí es cierto que la misma se iba perdiendo en las últimas décadas del siglo XX, de aquí esta interesante iniciativa para mantener viva esta costumbre popular en la localidad. La preparación de estos faroles de melones y sandías corren a cargo de los abuelos o padres de los niños siendo muy sencilla su realización. Consiste en vaciar la pulpa de estas frutos para después realizar cortes e incisiones con una navaja en la piel exterior y así decorar estas luminarias. Cruces, soles, lunas, estrellas, mariposas, peces, escaleras, motivos geométricos e inscripciones de sus nombres son los elementos más representativos de estas decoraciones por donde brotará la luz sorprendente de una vela colocada en el interior a través de un orificio hecho en la parte inferior del melón o sandía. Sólo queda taladrarla con dos pequeños agujeros en la parte superior y pasar una cuerda o cinta para portarla. Terminada la singular lámpara, los niños y niñas invadían las noches veraniegas y calurosas de antaño con sus farolicas, iluminando misteriosamente los rincones, calles y plazas del municipio.
0 comentarios