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Romería de Alharilla: Sábado día 8

Romería de Alharilla: Sábado día 8 Anunciadas las fiestas la noche anterior por Joaquín López en un sencillo pero emotivo pregón, el pueblo se despertó a golpes de repique de campanas en las vísperas del día grande de la Romería de Alharilla. Con una mañana radiante, al mediodía una gran salva de cohetes, recordaba a todos los vecinos, paisanos, hijos ausentes y foráneos venidos para estos días a la localidad, que las fiestas de la Patrona de Porcuna han comenzado. A las seis de la tarde, en la Carrera y Paseo de Jesús acondicionada con arena de río, comenzaba el tradicional paseo de jinetes, amazonas, grupas, charrets y coches de caballos. Ante gran número de personas agolpadas en las aceras, más de doscientos jinetes exhibieron la belleza de los equinos, su habilidad ecuestre y la destreza de su doma durante más de cuatro horas. La Farola, como siempre, fue el principal punto de esta pasarela donde también se hicieron una treintena de carruajes, sobresaliendo los enganches de la familia de los Hermanos Mayores.
A partir de las diez de la tarde, casi todo el pueblo se desplazó a la aldea de Alharilla, a 4 km de la localidad, para pasar la noche en un ambiente de convivencia y verbena. Un rosario de vehículos de todas clases cubrían el corto camino a la aldea. Los autobuses dispuestos para estos días iban una y otra vez al llano de la aldea cargados con gran cantidad de gente. Ya en el llano cada cual se ambientaba a su modo, unos en los chiringuitos, otros en las casetas de peñas y amigos que sembraban la mayor parte de la pedanía y alrededores, y un gran número paseando por el recinto. Con ese sabor especial a pringue y polvo de la noche alharillera, la muchedumbre deambulaba de un lado para otro por el poco espacio disponible en las calzadas, bordeadas por gran cantidad de tenderetes y puestos ambulantes de todas clases, pero sin olvidar la obligada visita al templo de la Patrona. La Virgen majestuosa abrigada con gran cantidad de ramos de flores daba la bienvenida a sus hijos y devotos venidos de todas las latitudes, que con oraciones o en silencio entraban y salían del templo.
A las doce de la noche, con la ermita abarrotada empezaba la salve ofrecida por la Cofradía de Porcuna. Presidida por los Hermanos Mayores, Junta de Gobierno de la Cofradía y el párroco de la localidad, Cosme Sánchez, fue cantada primero por el Coro Romero de la Hermandad de Nuestra Señora de Alharilla y, después, por todos los fieles y romeros congregados. Finalizada la salve se quemó una colección de fuegos artificiales en las cercanías de la iglesia. La madrugada, bastante fresca, daba paso por completo a la verbena popular, donde la música, el baile, las fogatas, las juntas de amigos y familia, la bebida y la comida campestre llenaron todos los espacios de la noche alharillera.

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